10 de agosto de 2011

Tergiversa, que algo queda.

La gente me tiene alucinado. Y no es que me sorprenda, que ya a mis 40 años estoy de vuelta de bastantes cosas (desgraciadamente me faltan muchísimas otras que me van a coger con los pantalones bajados, pero así es la vida) pero lo de la rapidez con la que la gente tergiversa la información es increíble.

 

Ayer, sin ir mas lejos, mi mujer hablaba con una de sus mejores amigas. La conversación giraba sobre el tema de unas pruebas medicas (que yo, por cierto, desconocía totalmente) para conocer los alimentos que te sientan mal. Personalmente yo conozco ,sin prueba alguna, lo que me sienta mal y lo que me sienta bien: Me sienta mal, el pescado, la verdura, y toda clase de hortalizas. Me sienta bien, pero que muy bien, las churrascadas, los guisos y la carne en general… pero al tema, que ya me estoy yendo por los Cerros de Úbeda….

 

Como decía, la conversación giraba respecto a estas pruebas médicas. Supongo que podríamos decir que es una especie de estudio de alergénicos o algo parecido.

La amiga de mi mujer le contaba que conocía a una amiga de una amiga (así empiezan todas las leyendas urbanas…) que se había hecho una prueba para comprobar la reacción del organismo a un par de centenares de alimentos. Dicha prueba se la cubría el seguro medico.

 

Hasta aquí todo bien. Lo malo es cuando empezamos a buscar información para solicitar dicha prueba.

 

Después de una tarde indagando, las cosas eran ligeramente diferentes: La prueba existía, pero con un nombre diferente al que nos habían comentado. Ninguna compañía de seguros, incluyendo la que nos decían era la de la afectada inicial, la cubría gratuitamente, es mas, los precios rondan entre los 310-350 Euros.

 

Bien, a lo que viene toda esta parrafada: La amiga de mi mujer no es una mentirosa. Simplemente la información ha pasado ya por un par de personas. Y reconozcámoslo, todos terminamos añadiendo nuestro propio "granito de arena" a lo que nos cuentan. Quizá no adrede, quizá sin darnos cuenta, pero siempre añadimos/cambiamos algo de nuestra propia cosecha. Quiza sea porque no nos han contado parte y nosotros rellenamos los huecos con lo que nos parece mas lógico, quizás sea porque interpretamos las palabras de quien nos lo cuenta de forma distinta a este.

 

La cuestión es que no podemos fiarnos nunca al 100% de lo que nos cuentan terceras personas… porque siempre hay algún cambio introducido por su forma de ver/entender/rellenar los datos…

 

Quizá así nazcan las leyendas urbanas…

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