Que placer. Que inmenso placer cuando llegas a casa, cansado de trabajar y te la encuentras ordenada y limpia. Ángeles es una joya. Siempre he odiado las labores de la casa y prefiero pagar a alguien para que me venga a limpiar que tener que cargar yo con ese arduo trabajo. Una de las ventajas de vivir en un apartamento de soltero de 48 metros cuadrados es que una persona que sepa lo que se hace (osease Ángeles) te la deja como una patena en apenas 2 hora, plancha incluida. Por eso, todo los jueves por la mañana se pasa por mi casa y se encarga de que mi modo de vida sea lo mas humano posible… y por siete euros la hora, no me repercute demasiado en mi economía mensual.
Al final no he tenido que quedarme en la oficina. La mañana se me ha dado bastante bien, así que para lo que me quedaba me he venido para casa. La hora y pico que me quedaba de recuperar esta semana será mejor que la deje para un momento en el que sea más necesario. Con el día que hace me voy a dedicar al sano arte de rascarme la barriga. Voy a prepararme la comida y después a ver si descargo la cámara digital y subo las fotos de la noche pasada…
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