12 de agosto de 2005


SMS de garrafón...

Son las tantas de la mañana, después de salir toda la noche y con alguna copilla de más. Llegas a casa cansado, sin más expectativas que meterte en el sobre y rezar para que mañana no haya mucha resaca… espera, ¡no!, ¿qué pasa?, ¿qué es eso que atrae tanto mi atención?, ¿es un imán que me atrae irremediablemente hacia él?... No, ¡es el teléfono móvil! Pero no está sonando, ni hay ningún mensaje, entonces, ¿por qué me sigo acercando a él con mirada lasciva?
Así suele ser el comienzo de un nuevo género literario que dentro de muchos siglos se estudiará en las universidades: Los SMS de fin de borrachera. Su horario suele estar entre las 6 y las 8 de la mañana, pero estos horarios pueden ser fácilmente ampliables. Su destinatario también varía notablemente. Si se lo mandas a algún amiguete para comentarle algún pensamiento profundo que se te haya ocurrido (a esas horas se te ocurren muchos), lo normal es que se eche unas buenas risas a tu costa, no sólo por la tontería escrita sino por la dudosa ortografía con que está escrito. Si el mensaje tiene una cierta importancia (padres, trabajo, clase, etc.) ya hay que tener algo de cuidadín no sea que se note que no nos tenemos en pié. Pero la peor de las "listeces" es cuando decides enviárselo a esa tía que te gusta, o la novia, etc. Cuando eso pase probablemente la hayas cagado mucho porque seguramente hayas puesto más burradas de las necesarias para ganarte una torta.
¿Qué se puede hacer para evitar eso? Es muy fácil amiguitos, apagad vuestros móviles, no salgáis con ellos por la noche, manteneros alejados de cualquier cosa con teclas y pantalla (aplicable también para un ordenador, que a veces en esas circunstancias también se escriben muchas chorradas en esta página, ¿eh Jese?).
Revisad vuestros mensajes guardados, seguro que alguno corresponde a este género donde no eres tú quien escribe, sino Jack Daniels o San Miguel.

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